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Celaya  -  Campamento de jóvenes de este año se llevará a cabo en el mismo lugar (Acámbaro, Gto.) del domingo 18 al miércoles 21 de julio. Más información en la reunión de varones. Conferencia en Julio 22 al 25

Colima 3 Julio 2010 Reunión de varones. Predicadores; Raymundo Estrada de Morelia, Francisco Cruz de Celaya, Román Rojas de Ags Sn Marcos, Teodoro López de Sn Jn Bosco

Guadalajara Junio 23-27 Marco Chaires y Hugo Moreno; Septiembre 17-19 Natanael Aradillas  y  Diciembre 15 – 19 Esteban Rosales y Juan Castillo.

Irapuato Julio 24 -25 Conferencia de Exhortación, Roberto Espinosa,

León Hidalgo - Conferencia de evangelismo, agosto 5 al 8. Junio 19 y 20 predica Juan Tovar.  Bautismos el 20 de junio.

Puebla -Reuniones en el Jardín del Carmen. Domicilio de Juan Castillo Calle: Tepetitlan 350-1, Granjas del Sur, Puebla, Pue.

 


 

LA DOCTRINA DE LA INERRANCIA DE LA BIBLIA[1]

…Y la Escritura no puede ser quebrantada...

                                                           Juan 10.35

Los ataques contra la inerrancia de la Biblia no son nuevos y parece ser algo cíclicos. Sin embargo el debate contemporáneo parece ser interno; es decir entre evangélicos, en vez de entre los liberales y los conservadores. Tal vez hace esto más significativo, pues el debate a trazado líneas entre los evangélicos que eran necesario que se delineara. También ha servido para agudizar las distinciones que rodean el concepto de la inerrancia.

 

I.              LA IMPORTANCIA DE LA INERRANCIA

A) Su  importancia  afirmada.

 ¿Puede uno ser evangélico y negar el concepto plena de la inerrancia? La respuesta es si simplemente porque algunos evangélicos lo hacen. Hablando estrictamente, un evangélico es uno que cree en el Evangelio. ¿Puede uno ser cristiano y no aceptar el concepto de la inerrancia? Por supuesto, y sin duda muchos caen en esa categoría. Ser cristiano significa estar relacionado correctamente con Cristo.  ¿Puede uno ser Bíblico y negar la inerrancia?  No, si es que la Biblia enseña su propia inerrancia.

Entonces, ¿Cuán importante es esta doctrina? Si es una enseñanza Bíblica, entonces el negarla es negar parte de la veracidad de la Biblia. Pero considere esto: si la Biblia contiene algunos errores, ya se han pocos o muchos, ¿Cómo puede uno estar seguro de que su entendimiento de Cristo es correcto? Quizás uno de esos errores concierne a algo de la vida de Cristo. No sería imposible que pudiera haber un error tan crucial como su muerte y resurrección. ¿Qué, entonces, le ocurriría a la Cristología de uno? Se cambiaría, quizás, tan drásticamente que no habría fe cristiana que aceptar.

O sea que la enseñanza Bíblica sobre el Espíritu Santo fuese incorrecta. Esto pudiera afectar la doctrina cardinal de la Trinidad, lo cual a su vez pudiera también afectar seriamente la Cristología, la soteriología y la santificación. Aún si los errores son en asuntos supuestamente “menores” cualquier error expone a la Biblia a sospecha en  otros puntos que puede que no sean tan “menores”. Si la inerrancia cae, otras  doctrinas caerán también.

Cuando se niega la inerrancia, uno puede esperar unas consecuencias tanto en las áreas doctrinales como en las prácticas.

Algunos asuntos doctrinales pueden ser afectados por negar la inerrancia, incluyen los siguientes:

  1. Una negación de la caída de la historia de Adan
  2. Una negación de los hechos de las experiencias del profeta Jonás
  3. Que se quiten algunos de los milagros tanto del antiguo Testamento como del nuevo, basándose en cualquier explicación
  4. Una negación de la paternidad literaria mosaica del pentateuco
  5. Una creencia en dos o más autores del libro de Isaías
  6. Un coquetear con la teología de la liberación o aceptación de ella con su redefinición del pecado (como social  en vez de individual) y de la salvación ( como política y temporal en vez de espiritual y eterna)

Algunos errores de estilo de vida que pueden seguir a una negación de la inerrancia, incluyen los siguientes:

  1. un punto de vista licencioso sobre la seriedad del adulterio
  2. un punto de vista licencioso sobre la seriedad del homosexualismo
  3. un punto de vista licencioso sobre el divorcio y nuevo matrimonio.
  4. Una reinterpretación “cultural” de algunas de las enseñanzas de la Biblia (ej. sobre las mujeres, sobre la obediencia civil)
  5. Una tendencia a mirar la Biblia a través de una rejilla psicológica moderna.

La inerrancia es una doctrina importante, cuya negación o dilución puede resultar en errores serios en doctrina y conducta.

B) Su importancia diluida

Todavía muchos insisten en que la inerrancia es insignificante, inaplicable o innecesaria para la fe. Por lo tanto, todo el furor que se ha levantado sobre esta es meramente una tempestad en un vaso de agua, y aquellos que insisten en ella están perturbando la paz de la iglesia.

Pero esto simplemente no es el caso. La inerrancia es una cuestión crucial; pues si la Biblia no está completamente libre de error, entonces tiene que contener por lo menos un error. Ahora bien, si todos pudiéramos llegar a un acuerdo acerca de donde esta ese error, entonces es concebible que se pudiera tolerar el problema, pero si la literatura actual sirviera de pauta, entonces existirían como veinte candidatos para solo ese error,  y eso significa que pudiera haber a lo menos veinte errores. Y si existiera unos veinte errores entonces la cuestión llega a ser: ¿cómo puedo y confiar en la Biblia después de todo? Así que la mera inerrancia no es algo insignificante.

Comúnmente se ofrecen varias razones para concluir que la inerrancia no es doctrina esencial.

Aquellos que se oponen o quieren restarle importancia a la inerrancia, declaran a menudo: “puesto que la Biblia no enseña la inerrancia claramente, tampoco podemos nosotros hacerlo”. A lo menos esto coloca a los que insisten en la importancia de la inerrancia en la posición de insistir en más de lo que insiste la Biblia. A lo más, implica o afirma que la inerrancia no es una doctrina Bíblica.

Pero para que la declaración sea verdadera requiere (a) que podamos demostrar que la Biblia claramente no enseña la inerrancia, y (b) que si no la enseña (en el sentido de proveer textos de comprobación), no podemos afirmar la inerrancia sobre la base de un estudio inductivo de la evidencia. Examinemos estas declaraciones:

¿Enseña la Biblia la inerrancia claramente? La respuesta dependerá de lo que queramos decir por “claramente”. Si por claramente uno se refiere a textos de comprobación, tales como los que están presentes en la Biblia para la expiación por la sustitución, por ejemplo (Mateo 20.18), entonces es verdad que no hay esa clase de evidencia “clara” para la inerrancia. Pero los evangélicos aceptan muchas doctrinas como claramente enseñadas en las Escrituras para las cuales no hay textos de comprobación. La doctrina de la trinidad provee el mejor ejemplo de esto. Es justo decir que la Biblia no enseña claramente la doctrina de la Trinidad, si por claramente uno quiere decir que hay textos de comprobación para la doctrina. De hecho, no hay siquiera un texto de comprobación, si por texto de comprobación queremos decir un versículo o un pasaje que “claramente” declare la palabra “Trinidad”.

¿Cómo entonces llegaremos a la doctrina clara de la Trinidad? Simplemente por aceptar dos líneas claras de evidencias en la Biblia: (a) Declaraciones claras que enseñan que solamente hay un Dios; y (b) declaraciones igualmente claras de que hay Alguien llamado Jesús y alguien nombrado el Espíritu Santo quienes, además de Dios el Padre, alegaron ser Dios. Semejante evidencia  permite una de dos conclusiones: o Jesús y el Espíritu Santo no son divinos, o Dios existe como una Triunidad. Los cristianos ortodoxos nunca se han alejados apenados de la segunda conclusión, aunque la evidencia es de diferente nivel de claridad que aquella que proveen los textos de comprobación.

Para dar otro ejemplo, muchos niegan que Jesús es Dios, porque, dicen ellos, no hay evidencia “clara” de que El alguna vez afirmara ser divino. Robert S. Alley, en ese entonces de la Universidad de Richmond, levantó un furor entre los Bautistas de  Sur cuando afirmó que Jesús “nunca en realidad dijo ser Dios ni estar relacionado con El” (“Some Theologians Question Factual Truth of Gospels”, The Richmond News Leader, 17 de Julio de 1978, p, i). Aun cuando tenía la misma evidencia de la Biblia que aquellos que concluyen que Jesús sí declaró ser Dios, él llegó a la conclusión completamente diferente. Semejante herejía indigna a los creyentes ortodoxos, y con razón.

Aunque yo no he tratado todavía de la evidencia para la clara enseñanza de la Biblia sobre su propia inerrancia, vamos a admitir por el momento que sí la enseña claramente, aunque no necesariamente por medio de textos de comprobación. Si es así, ¿están los errantistas pidiendo de la Biblia una norma más alta de claridad para comprobar la inerrancia, que la que ellos requieren para comprobar la deidad de Cristo o la Trinidad? En otras palabras, ¿no tienen ellos un criterio para comprobar claramente la doctrina de la Trinidad y otro para la inerrancia?

Las ilustraciones anteriores comprueban el error de deducir que si algo no está comprobado por medio de textos de comprobación en la Biblia, no podemos enseñar claramente los resultados de un estudio inductivo a llegar a conclusiones lógicas obtenidas de la evidencia que sí está allí. Sí fuese así yo nunca pudiera enseñar las doctrinas de la Trinidad, la deidad de Cristo o la deidad del Espíritu  Santo, o aun las formas de gobierno de la Iglesia.

A menudo he oído hablar a personas decir: “Yo solamente llego hasta el punto donde llegue la Biblia”. Esto puede ser una buena norma, porque nosotros nunca le queremos agregar a lo que enseña la Biblia. Pero tampoco queremos omitir algo que enseña, ya que sea por medio de textos de comprobación, deducción lógica, o principios. La alegación de que no se quiere ir más allá de lo que la  Biblia enseña puede ser meramente una excusa para no enfrentar las implicaciones de lo que si enseña. Y temo que para algunos esto ha sido su excusa por no querer enfrentar lo que la Biblia dice acerca de la propia inerrancia.

La segunda excusa para diluir la importancia de la inerrancia es que, puesto que no poseemos ninguno de los manuscritos originales de la Biblia, y puesto que la inerrancia está relacionada solamente con los originales, la doctrina de la inerrancia solamente es teórica y, por lo tanto, no es esencial. Nosotros no poseemos ninguno de los manuscritos originales de la Biblia y la doctrina de la inerrancia, como la de la inspiración, se le atribuye solamente a los manuscritos originales, y no a ninguna de las copias. Las dos premisas anteriores están correctas, pero esas premisas particulares no comprueban en ninguna manera que la inerrancia sea una doctrina no esencial.

Obviamente, la inerrancia se puede afirmar solamente con relación a los manuscritos originales, porque sólo ellos vinieron directamente de Dios bajo la inspiración. La primera copia de una carta de Pablo, por ejemplo, fue en realidad solamente una copia, y no la original que Pablo mismo escribió o dictó. Tanto la inspiración como la inerrancia se atribuyen solamente a los originales. Pero ¿reclamaría un errantista que la inspiración es una doctrina no esencial basándose en que no tiene los originales y que no se le atribuye la inspiración a las copias? Yo creo que no. Entonces, ¿por qué lo dice de la inerrancia?

Otro argumento es que la inerrancia es una doctrina reciente que no le preocupaba a la Iglesia anteriormente; por lo tanto, tampoco tenemos que preocuparnos de ella hoy en día.

El argumento de la historia de la iglesia parece asomar su cabeza cada vez que se discute cualquier doctrina. Si la doctrina se enseñó en tiempos antiguos, esto supuestamente la hace más aceptable. Si, por otro lado, no ha sido enseñada hasta los años más recientes, entonces se cuestiona.

Por supuesto, el argumento mismo no es válido. La veracidad o no veracidad de cualquier doctrina no depende de si fue enseñada en la historia de la iglesia o no.  Su veracidad depende solamente de si la Biblia la enseña o no. Ahora bien, admitimos que una enseñanza que nunca se ha oído pudiera levantar sospecha; pero, la Biblia,  no la historia de la iglesia, es la misma por la cual todas la enseñanzas se tienen que medir.

Aun así, la excusa de la historia persiste con la doctrina de la inerrancia. Es reciente, dicen ellos; por lo tanto, el debate debe cesar.

Algunos dicen que la inerrancia se originó con B. B. Warfield, en Princenton, hacia fines del siglo diecinueve. Otros alegan que Turretin, un teólogo luterano, la inició justamente después de la reforma.

En realidad, ninguno de los dos hombres la inició. Nosotros creemos que Cristo enseñó la inerrancia, y lo mismo hizo el apóstol Pablo. Además, Agustín, los reformadores, y otros grandes hombres la sostuvieron a través de la historia de la iglesia. Admitimos que tal evidencia de la historia no valida la doctrina (las enseñanzas de Cristo y de Pablo si lo hacen, y lo examinaremos más adelante), pero si invalida la alegación de que la inerrancia es un invento reciente.

Por ejemplo, Agustín (354-430) claramente declaró que “las consecuencias más desastrosas tienen que seguir a nuestro creer que cualquier cosa falsa se encuentre en los libros sagrados. Esto es decir que los hombres por medio de los cuales la Escritura nos ha sido dada y a quienes se les encomendó escribirlas; pusieron en estos libros alguna cosa falsa. Si usted una vez admite que haya en tan alto santuario de autoridad una declaración falsa, no quedará ni una sola sentencia en esos libros, que, si pareciera a cualquiera difícil de practicar o creer, no fuera, por la misma regla fatal, refutada como una declaración en la cual el autor, intencionalmente, declaró lo que no era verdad” (Epistula, p. 28) Aquí en términos antiguos, está la teoría del dominó. También Lutero declaró: “Las escrituras nunca se han equivocado” (Works of Luther, XV: 1481). Juan Wesley, el fundador del metodismo, escribió: “No, si hay algunos errores en la Biblia, muy bien pudiera haber mil. Si hay una falsedad en ese Libro, no provino del Dios de la verdad” (Journal VI, 117).

¿Cómo puede cualquiera decir, entonces, que la inerrancia es un invento reciente? Pero aun si lo fuese, todavía pudiera ser una doctrina verdadera, Solamente la Biblia, no la historia, nos lo puede decir.

II.            EL SIGNIFICADO DE LA INERRANCIA

Definiciones para la inerrancia no abundan. Los errantistas consideran que la “inerrancia” equivale a infalibilidad y, entonces, limitan su alcance  a asuntos de fe y práctica o revelaciones o al mensaje de la salvación. Un ejemplo de esto: “La Biblia es infalible, como yo defino el término. Pero no “inerrante”.  Es decir, hay errores históricos y científicos en la Biblia, pero no he encontrado ninguno en asuntos de fe y práctica” (Stephen T. Davis, The Debate About the bible [Philadelphia: Wstminster Press, 1971. A lo menos, esta es una distinción sincera entre la infalibilidad y a la inerrancia.

El Pacto de Lausana declaró a la Biblia “inerrante en todo lo que afirma”-  Sin duda, la frase es flexible; puesto que permite errores en áreas como la creación, donde, de acuerdo a algunos intérpretes, la Biblia no está afirmando hechos históricos. Tanto los “inerrantistas” como los “errantistas” pudieran subscribir esa declaración.

El Concilio Internacional sobre la Inerrancia Bíblica, en su declaración de Chicago, afirmó la inerrancia en una breve declaración que establece que “la Escritura es sin error o defecto en toda su enseñanza...” Entonces siguieron diecinueve artículos para describir y explicar la inerrancia.

Esta breve declaración sería insatisfactoria para los errantistas. Si hubiera alguna duda acerca de eso, ciertamente la elaboración de diecinueve artículos impediría que los errantistas estuviesen de acuerdo con ella.

El diccionario define “inerrancia” como carecer de error.  La mayoría de las definiciones comparten esta descripción negativa.  La pregunta que surge de esta definición es: ¿Puede la Biblia usar aproximaciones y aun así estar sin error?  ¿Puede un escritor del Nuevo Testamento citar libremente del Antiguo y afirmar que la cita resultante carece de error?  ¿Puede un escritor Bíblico usar el lenguaje de la apariencia sin comunicar el error?  ¿Pueden existir narraciones diferentes del mismo evento, sin incluir error?

Es cierto que la información de la Escritura a menudo incluye aproximaciones, citas libres, el lenguaje de las apariencias, y narraciones diferentes del mismo suceso.  ¿Puede esta información respaldar una definición de la inerrancia tal como “carecer de error”?  Obviamente, la información y la definición tienen que armonizar si esa es la definición correcta de lo que la Biblia enseña en cuanto a su propia inerrancia.

Posiblemente la tensión desaparecería si definiéramos la inerrancia positivamente: La inerrancia de la Biblia simplemente significa que la Biblia dice la verdad.  La verdad puede incluir e incluye aproximaciones, citas libres, el lenguaje de las apariencias, y narraciones diferentes del mismo evento, mientras que éstos no se contradigan.  Por ejemplo, si usted me informara que un amigo nuestro tuvo ingresos de cien mil dólares el año pasado, yo bien pudiera decir (especialmente si nunca había pensado que él fuera un hombre rico): “¿Me estás diciendo la verdad?”  Cuando usted respondiera: “Si”, esa sería una respuesta inerrante, aunque sus ingresos que él declaró a los oficiales de impuestos fuera $100,537.  Esa aproximación diría la verdad.  O si yo le dijese: “La salida del sol sobre el Gran Cañón es una de las vistas más espectaculares que jamás  yo haya visto”.  Y si usted respondiera  “¡De veras!  ¿Es verdad eso?”  A lo cual yo diría: “Sí, eso es verdad”.  Mi afirmación con el uso propio del lenguaje de las apariencias diría la verdad, aunque el sol no sale literalmente sobre el Gran Cañón.

¿Dice la Biblia que no mientas?  Sí, dice que no mientas.  ¿Es esta una declaración verdadera?  Por supuesto, aunque también es verdad (aunque no es verdadero) decir que la Biblia dice: “No mintáis los unos a los otros”.  Pero la cita libre es verdadera.

Si 1 Corintios 10:8 dice que murieron 23,000 en un día, y Números 25:9 informa que fueron 24.000 pero sin alegar la restricción “en un día”, entendemos que los dos están diciendo la verdad (y probablemente ambas cifras son aproximaciones de la cantidad que murió ese día en particular y el número de muertes adicionales después).

Si un escritor del Nuevo Testamento hace una cita libre del Antiguo Testamento, puesto que él estaba escribiendo bajo la inspiración del Espíritu, esa cita libre se convierte en parte del texto inspirado e “inerrante”.  El Espíritu Santo, el autor tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, sin duda tiene el derecho de citarse a Sí mismo como El desee y usar citas con significados que nosotros como intérpretes no inspirados posiblemente nunca hubiéramos visto. El uso del lenguaje de las apariencias es una forma común de comunicar, a veces más vívidamente que en el lenguaje científico.

Si Marcos y Lucas solamente hablan de un hombre ciego al cual se le da la vista en Jericó, mientras Mateo dice que fueron dos, ambas declaraciones son verdaderas mientras que Marcos y Lucas no digan que fue sólo un hombre.

La mayoría de los debates sobre la verdad y el error se desvían cuando se convierten en filosóficos y no realistas.  La mayoría de las personas comprenden clara y fácilmente que las aproximaciones, etcétera, dicen la verdad.  La Biblia es “inerrante” en el sentido de que ella dice la verdad, y lo hace sin error en todas sus partes y con todas sus palabras.

Si no fuese así, entonces  ¿cómo pudiera el Señor afirmar que el hombre vive de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4)?, especialmente si toda la Escritura es inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16).

III.           LA ENCARNACION Y LA INERRANCIA.

La lógica de algunos todavía insiste en que cualquier cosa que incluya a la humanidad tiene que dejar lugar para la posibilidad del pecado.  Así que, mientras la Biblia sea un libro a la vez divino y humano, la posibilidad y la realidad de los errores existen.

Examinemos esa premisa.  ¿Es siempre inevitable que el pecado esté presente dondequiera que esté la humanidad?

Si usted se sintió tentado a responder de modo afirmativo, probablemente llegó enseguida a su  mente una excepción.  El título de esta sección le dio la pista.  La excepción es nuestro Señor Jesucristo.  El fue el Dios-Hombre, y aun así Su humanidad no participó del pecado.  Así que El sirve como un ejemplo claro de una excepción a la lógica enfatizada por los que creen en la errancia.

La doctrina genuina del Dios-Hombre declara que El poseía la completa y perfecta naturaleza divina y perfecta naturaleza humana, y que éstas se unieron en una persona para siempre.  Su deidad no fue disminuida en ningún detalle; Su humanidad no era en alguna forma pecaminosa o irreal, aunque sin pecado; y en Su singular persona Sus naturalezas estaban sin mezcla, cambio, división o separación.

De igual manera, la Biblia es un Libro divino-humano.  Aunque se originó con Dios, fue realmente escrito por el hombre.  Es la Palabra de Dios, comunicada por el Espíritu Santo.  Hombres pecaminosos escribieron esa Palabra, pero lo hicieron sin error.  Igual que en la encarnación, Cristo tomó la humanidad, pero no fue manchado en ninguna manera con el pecado; así la producción de la Biblia no fue manchada con error alguno.

Permítaseme llevar la analogía un poco más lejos.  En la humanidad de Jesucristo había algunas características que no eran opcionales.  El tenía que ser judío.  El no pudo haber sido gentil.  El tenía que ser hombre, no una mujer.  El tenía que ser libre de pecado, no pecaminoso.  Pero sí había algunas características de su humanidad impecable que se pudieran clasificar opcionales.  Jesús pudiera haber poseído la humanidad perfecta dentro de la variación de algunas pulgadas en su estatura al llegar a la madurez.  Un enano o un gigante hubiera sido imperfecto.  El pudiera haber variado un poco en cuanto a su peso al llegar a la madurez y todavía ser perfecto.  Por cierto, la cantidad de pelos en su cuero cabelludo dentro de límites pudiera haber sido una opción no pecaminosa.  Sin embargo, fue la humanidad que El exhibió la que fue, de hecho, humanidad perfecta.

Los escritores de la Biblia no fueron pasivos.  Ellos escribieron al ser guiados por el Espíritu, y en esas escrituras había algunas cosas que no se pudieran haber dicho en ninguna otra manera.  Pablo insistió en la forma singular en vez de plural de Gálatas 3:16.  Pero, se puede entender que había algunas otras opciones no pecaminosas como en la declaración emocional de Pablo en Romanos 9:1-3.   Aún así, la Biblia que tenemos es, de hecho, el documento perfecto del mensaje de Dios a nosotros.

A todos nos cuesta entender la relación entre lo divino y los autores humanos de las Escrituras.  Lo divino no se puede enfatizar hasta llegar a destruir en todo sentido práctico lo humano; y a lo humano no se le puede permitir ser tan humano como para permitir errores en el texto.

Algo similar ocurrió en cuanto a la persona de Cristo en los primeros siglos de la historia de la iglesia.  El docetismo, una herejía del primer siglo, enseñó que Cristo no se hizo carne realmente, sino que solamente apareció como un hombre; robándole de esta manera Su humanidad genuina.   El docetismo era, por supuesto, un error Cristológico, pero usted puede ver la analogía con la cuestión de la doble paternidad literaria de la Biblia.  Aquellos que creen que la Biblia contiene errores, dicen que la inerrancia sobreenfatiza la paternidad literal divina, descuidando así su “humanidad”.  Así,  la supervisión de la Biblia por Dios hasta el punto de producir una Biblia sin error, se le clasifica como un punto de vista docético en cuanto la inspiración.  Karl Barth hizo esta famosa acusación y, más recientemente, también el teólogo holandés Berkhouwer y el profesor Paul Jewett, de la Universidad  de Fuller.

Pero si fuese verdad (lo cual no lo es) que aquellos que creen en la inerrancia total de la Biblia se están adheriendo a una herejía parecida al docetismo, entonces sería igualmente cierto que aquellos que creen en cualquier clase de errancia respaldan una doctrina análoga al ebionismo.

En el segundo siglo los ebionitas negaron la deidad de Cristo por negar Su nacimiento virginal y Su preexistencia.  Ellos consideraban a Jesús como el hijo natural de José y María que fue elegido Hijo de Dios en Su bautismo, pero no como el eterno Hijo de Dios.  Pensaban que Jesús fue un gran profeta y más alto que los arcángeles, pero no divino.

Ahora bien, si la inerrancia es supuestamente una herejía como la docética, entonces la errancia, aunque limitada, es obviamente una herejía parecida al ebionismo; puesto que la humanidad de la Biblia tiene que permitir errores en la Biblia.  De acuerdo al punto de vista errantista, no se puede garantizar que sus escritos estén libres de error, aunque el Espíritu Santo los dirigió y los inspiró.  Eso es un error parecido al ebionismo. Hay una doctrina ortodoxa de la persona de Cristo y hay una doctrina ortodoxa de la Biblia. Ambas incluyen a Dios y al hombre, y ambas resultan en un producto impecable.



[1] Teología Básica por Ryrie 

  

 

 

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