La Espada

La Espada

Espada 4


 

Calle vid # 133

Col. Las Mandarinas

León Gto.

Edición # 4

Calendario

Colima. El domingo 23 bautizaron a 2 hermanas, son en la congregación 17 adultos, 2 jovenes y 10 niños, algunos estudios. Los hermanos piden a las iglesias que sigan orando por la obra en Colima.

Toluca. Abril. Gloria a Dios ya esta en Toluca como misionero Esteban Kincaid (hijo de Guillermo Kincaid) enviado de la Iglesia en San Antonio. Será compañero de Juan Castillo.

León. 6 de Abril. (San Juan Bosco) bautizarán a aproximadamente 15 hermanos. También los hermanos anuncian que hicieron un sencillo cambio en el horario del domingo. Ahora la reunión comienza a las 9:30 con oración hasta las 10.

Morelia. Mayo 15 al 17, 2008, Acámbaro, balneario El Paraíso: Campamento Infantil Cristiano, para niños(as) de 7 a 12 años. Enseñanza por Ma. Elena Báez de Castillo (Pachuca). $180 por persona (adulto o niño), depósitos hasta el 2 de mayo en Bancomer al número de cuenta 1496488323, a nombre de Virginia Domínguez Romero. Para cualquier duda comunicarse con la hermana Virginia al tel. 01 (443) 341-6117. Todas las iglesias son invitadas a asistir. Sería muy bueno que lo más pronto posible hicieran saber a la hermana Vicky de Morelia que van a asistir, ya sea con su depósito o comunicando a sus pastores para que a su vez  ellos le comuniquen. Esto, si es posible, en este mes de Abril. Gracias.

Irapuato. Junio 27, 28, 29 predican Juan Castillo evangelista en Toluca y Lorenzo Abarca pastor de la iglesia en Morelia.

San Luis Potosí. Julio 27-Agosto 2 Conferencia de evangelismo. Con Marco Chaires Evangelista en Pachuca y Roberto Espinosa pastor de la Iglesia en San Luis. Estan cordialmente invitados.

Querétaro. 1-8 junio Mariano Alba y Marco Chaires

5-12 octubre Miguel Jackson, Noe castillo, Manuel Ojeda e
Isaac Girón

Celaya. Julio 17 al 20 Conferencia tema abierto, predica Flavio Santoyo

León. (Parque Hidalgo) Junio 21 y 22 Predica Noe Gengiskam  y tenemos planeado bautizos para el domingo 22

Pachuca. 26 octubre -2 noviembre Flavio Santoyo conferencia sobre el ministerio.

La Espada: Debo expresar que siento mucho el no poder lograr la publicación mensual de La Espada (aunque ese es mi deseo). Solo espero que conforme pase el tiempo se normalice la edición. Por lo pronto seguiré publicándola solo con el número de edición. Gracias.

Para comentarios y noticias favor de escribir a: laespad@gmail.com, www.laespada.es.tl  www.laespada.newsit.es,

Avisos. (SLP) El hermano Roberto Espinosa nos comunica que sus teléfonos han cambiado, ahora son: Tel. (444) 8 15 93 31 y Cel. (444) 1 65 45 76.

Avisos Clasificados. Aguascalientes (jardín san Marcos) Tenemos un joven se llama Carlos Iván hijo de Román Rojas, que esta buscando esposa, el tiene 21 años. Quieren saber si puede salir en La Espada y si hay jovencitas, para que el vaya a visitar la iglesia. No mandaron foto (del coche)

Actualización de Números de cuenta.

José Manuel Ojeda Ramírez Pachuca

Santander Serfin 60-524669881

Noé Castillo Arreguín Pachuca Banamex 693-79578

Marco Antonio Chaires Pachuca Banamex 693-64384

Isaac Girón López Pachuca Banamex 693-62195

Alejandro Alatorre Ayala Zacatecas Banamex 442-7740981

Héctor Refugio Ruiz Valencia Zacatecas HSBC 62 2354 8365

Ramiro García Esquivel Zacatecas BBV-Bancomer 1243 847934

Flavio Santoyo T. León Banorte 0193596490

Alberto Sotelo Tejada Guadalajara BBV-Bancomer 1400 810029

Juan Tovar Guadalajara HSBC 60 2427 1256

Juan Adolfo Urbina Zarate Colima Banorte 053 246 4367

 

"Homilética"

Hace varios años hubo algunos comentarios sobre la predicación a los  que se suponía éramos los predicadores, “tu predicación apesta”, era el comentario, aunque eran hechos muchas veces de una manera indirecta (a veces desde el frente predicando) por lo mismo no tenían efecto, ya que los que estábamos “apestando” ni por “aquí” pensábamos que éramos nosotros (a menos que se referían al aliento de dragón). Unas  veces nos preguntamos como los apóstoles cuando Jesús les anunció que uno le iba a negar” ¿seré yo?”  Otras veces todo lo contrario pensábamos que eran todos menos “yo”. En fin la consecuencia de estas críticas fue la búsqueda de literatura a fin, para mejorar, la predicación. Dicha literatura comenzó a ser un abre ojos y oídos hacía la predicación de los demás, incluyendo a la de los “expertos” que expresaban estos comentarios, de los cuales descubrimos que también emanaban algunos “malos” olores de su predicación.

         Todo esto vino a ser positivo en lo que respecta al contenido de la predicación, ya que es muy difícil que el que expone el mensaje se auto juzgue y corrija. Al concluir el culto el pastor saluda a la gente, pero rara vez se escucha que alguien le diga: «Pastor, Dios lo ama y yo también. Sin embargo, debo decirle que ese fue uno de los sermones más aburridos, confusos y apestosos que he escuchado en mi vida. En realidad no sé ni cómo usted mismo lo pudo soportar». Al contrario, no importa la calidad o claridad de nuestro sermón, siempre hay unos pocos que dicen: «buen mensaje, hermano».

Los más sinceros sencillamente nos dan la mano y no comentan al respecto. No obstante después, camino a sus casas, tal vez se quejen de nosotros (algunos con más misericordia que otros) o quizás sientan confusión, frustración e insatisfacción.

Seamos sinceros: nos cuesta criticarnos a nosotros mismos. Es natural que tratemos de rescatar lo más positivo en nuestra predicación y protegernos de verdades que tal vez nos duelan.

Yo creo que todo aquel que predica la palabra debemos mejorar en lo que respecta a nuestro ministerio de la Palabra. Si bien es cierto no nacimos sabiendo predicar, debemos constantemente mejorar nuestra predicación, ya que es nuestra principal herramienta como comunicadores de la Palabra de Dios.

         Uno de los peligros de la literatura sobre la homilética, es que nos volvamos hombres de “madera” dando mensajes de “cartón”. La homilética es el arte de predicar, procede del titulo que se le daba a los sermones de los primeros siglos. Sin embargo al hacerla tan técnica la podemos convertir en “dormilética” que haremos caer a la iglesia en un sueño profundo. Hay una gran variedad de literatura que en lo personal es muy útil, y sería cosa muy buena seguir muchos de sus consejos. Por ejemplo libros como “Predicación Expositiva sin Notas” de Charles W. Koller, que a mi juicio es el más práctico que he leído, le siguen “El Sermón Eficaz” de James D. Crane, “Tratado Sobre la Predicación” de Juan A. Broadus, etc.

Por otro lado se encuentran libros con bosquejos ya listos para predicar para toda ocasión que no dudo que mas de alguno hemos utilizado.

Otro recurso que esta muy de moda es el Internet, de hecho, toda la información ya esta lista, el sermón para toda ocasión al alcance de solo un “clic”, dando el paso a la “predicación cibernética”.

Sin embargo la Biblia ¿enseñará de homilética?, yo creo que sí, aunque no de una manera técnica, de cómo preparar la introducción, como elaborar la transición, la tesis, el cuerpo del sermón y la conclusión, sí nos enseña de una forma más básica, sobre como hablar,  que a mi juicio es lo primero.

He sido testigo de cómo sermones que corrían bien fueron estropeados por una palabra inadecuada. Dicen los que saben que una palabra puede ser la clave para recordar un sermón, así aunque el oyente no recuerde todo el sermón, al recordar dichas palabras inmediatamente recordará el asunto del sermón. Palabras como: “trasero”, “estúpidos” y otras, han marcado sermones que parecían ir por buen rumbo y lo peor es que los niños las tomen como normal y son los que las recuerdan y las repiten. Es verdad que en general, no somos de la alta alcurnia como para que la elocuencia y la formalidad imperen en la iglesia, pero tampoco la iglesia es lugar para vulgaridades del “Español Corriente” o el caló.

 “Español puro y dignificado sin importar que tan simple sea el vocabulario alcanzará a la gente de los -dos lados de las vías-. Cuando el apóstol Pablo dijo que…a todos me he hecho todo, para que de todo punto salve a algunos… (1 Cor 9.22), el no estaba sugiriendo el abandono del buen gusto y de la gramática correcta.” C. W. Koller.

Una ocasión oí un pastor predicando en el centro de Celaya “Joven, llégale a Cristo” este es solo un ejemplo de tantos, en que se trata de adaptar a la gente, sacrificando la dignidad del mensaje. Parece ser que ciertas personas van al seminario “Paquita” la del barrio para llenar así su compendio de ilustraciones o fueron enseñados a los pies de “cantinflas”. Pasando por alto las sabias enseñanzas de la Biblia.

 

La Biblia es el libro de sabiduría cristiana, es nuestro mejor recurso para aprender “como” decir nuestro mensaje. Veamos algunos pasajes:

 

Proverbios 12.18

…Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina…

         Cuando Cristo dijo “…si tu hermano pecare contra ti” dijo “ve, y redargúyele entre ti y el solo” sin embargo muchos utilizan la reunión para tratar de redargüir públicamente algo personal hablando indirectas con palabras hirientes. Lo inútil de esto es que  al que te interesa redargüir es experto en “esquivar piedras” de hecho hasta ellos lo aplican a otros. Por consiguiente es una perdida de tiempo ir a “cazar conejos” sacrificando el tiempo de los demás.

 

Spurgeon dice al respecto: “Sin embargo, no permitamos que nuestra predicación directa y fiel degenere en regaños a la congregación. Algunos llaman al púlpito “Castillo de los cobardes”, y tal nombre es muy propio en algunos casos, especialmente cuando los necios suben a él e insultan impúdicamente a sus oyentes, exponiendo al escarnio público sus faltas o flaquezas de carácter. Hay una personalidad ofensiva, licenciosa e injustificable que se debe evitar escrupulosamente, es de la tierra, terrena, y debe ser condenada explícitamente; pero hay otra que es prudente, espiritual y celestial, que se debe buscar siempre que prediquemos.”

         Uno de los propósitos de la predicación es la edificación de la iglesia, y si nuestra predicación debe contener reprensión, nuestro corazón debe estar libre de amargura y de cualquier mala intención.

Para poder cumplir esto, sigamos el consejo de Pablo a Timoteo 2Tim 4.2: “Que prediques la palabra; que instes á tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende; exhorta con toda paciencia y doctrina”. También dice a Tito, 2.15 Esto habla y exhorta, y reprende con toda autoridad. Nadie te desprecie.

Recuerdo un día de conferencia de exhortación que invitamos al hermano Juan Castillo, en su primer mensaje predicó sobre la reacción de Achitopel (2 Sam 17.23), dicho sermón fue tan acertado que reprendió el corazón de todos, al día siguiente varios doloridos acusaban que nosotros le habíamos informado al hermano sobre la situación de la iglesia, lo cual solo nos confirmó que Dios con su Espíritu Santo había utilizado al hermano para darnos su mensaje.

Ahora, no todos pueden reprender con eficacia, porque aparte de las palabras que se dicen también hay un respaldo con los hechos del que las dice. Herodes respetaba a Juan el Bautista, aún hasta le era atento a sus mensajes de buena gana, no porque Juan “tronara” demandas sino porque era varón justo y santo. Justicia y santidad son el azote para esta generación mala y perversa. De esa manera debemos vivir y predicar, de lo contrario solo haremos ruido.

Es precisamente en este aspecto donde la mayoría de los jóvenes predicadores (y también muchos adultos) adolecen. Tienen fuego y pasión para hacer conocer sus opiniones, observan la iglesia y denuncian con fervor las injusticias e incongruencias que ven a su alrededor. Cree que puede lograr cambios donde otros han fracasado. Con frecuencia estas demandas están teñidas de una falta de respeto por los que están a su alrededor pero no tienen la clase de vida que respalde sus sugerencias. Son capaces de enumerar con facilidad los errores que ven en la vida de los demás. Esto lo puede hacer cualquiera. Pero aún no ha transitado el camino que demuestra que sí es posible corregir esos errores en la vida misma.

Un reflejo automático en los oyentes es el de examinar al predicador con lo que está diciendo y si el no cumple con lo que dice, lo tienen en poca estima. Recuerdo aquel que dijo sobre 2 Cor 9.7 “todos debemos ofrendar, bueno, yo no lo hago, pero todos lo debemos hacer”.


1 Cor. 14.3

…1Co 14:3  Más el que profetiza, habla á los hombres para edificación, y exhortación, y consolación…

         Dijo un hermano: “mi don es exhortar” y los que le escuchan también confirman “si, su don es exhortar” y en realidad todas las veces que comparte reprende. Pero creo que hay un problema de definición que debemos aclarar. Exhortar no significa regañar sino que es Incitar a alguien con palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer algo, aunque es posible que en la exhortación vaya la reprensión, no es la meta sin un recurso (regañar). Exhortar tiende más a persuadir y lograr un fin, como por ejemplo en 2 Cor 5.20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios… o también en Rom 12:1  ASI que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto.

Pero hay algunos “orgullosos” que creen que se verían mal “rogando” a la congregación, pensando que así diluyen la palabra de Dios. Sin embargo esta forma de persuasión (exhortación) es bíblica y es muy solemne considerando que viene de parte de un Gran Dios Poderoso, que podría aplastarnos en un instante pero que tomó la iniciativa de reconciliarnos con El. ¡Gloria a Dios!

         Pero volviendo al texto de 1 Cor. 14.3. Este pasaje nos da tres elementos principales en el que debemos pensar cuando nos paramos a predicar, edificación, exhortación y consolación. Muchas veces nos paramos sin propósito, se nos ocurrió algo con espontaneidad y hablamos sin tener claro en la mente lo que queremos hablar y por eso nadie entiende. Sin embargo con estos tres básicos, tendremos nuestra guía, primeramente para nosotros y también para los que escuchan.

Edificación:  

Edificar significa: Construir o mandar construir un edificio. También: Dar buen ejemplo, incitar a alguien a obrar con virtud.

Estos dos términos los utiliza la Biblia, un claro pasaje es 2 Tim 3.16,17 “2Ti 3:16  Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,

2Ti 3:17  Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.

         La idea es que a partir de la Biblia instruyamos, enseñemos o incitemos al hombre de Dios a actuar con virtud. Esta es una buena herramienta par enseñar la sana doctrina.

Exhortación.  Ya lo había definido: es Incitar a alguien con palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer algo.

Spurgeon dice: “Considerad bien qué pecados se encuentran en mayor número en la iglesia y la congregación. Ved sí son la vanidad humana, la codicia, la falta de oración, la ira, el orgullo, la falta de amor fraternal, la calumnia u otros defectos semejantes… Además, debemos notar el estado espiritual de nuestra congregación, y si podemos ver que ella está recayendo en faltas; sí tememos que estén sus miembros en peligro de ser inoculados de alguna herejía dañosa, u ofuscados por una perversa imaginación; si algo, en efecto, en todo el carácter fisiológico de la iglesia, nos impresiona como una falta, debemos preparar cuanto antes un sermón que pueda, por la gracia divina, impedir que cunda esa plaga. Indicios como estos son los que el Espíritu de Dios presenta al pastor cuidadoso, que con todo esmero quiere cumplir con su deber hacía su grey. El pastor fiel examina con frecuencia sus ovejas y se determina su modo de tratarlas por el estado en que se encuentran. Proveerá una clase de comida frugal y otra más abundante, y la medicina oportuna, en su proporción debida, según lo que su juicio práctico encuentre necesario. Seremos guiados bien en esto, si nos asociamos con Aquel Gran Pastor de las Ovejas.

Consolación. Confortar, calmar, tranquilizar, alentar, aliviar, animar, desahogarse, serenarse.

1. paraklesis(παρακλῆσἶ), significa llamamiento a lado de uno (para, al lado; kaleo, llamar); (p.ej., Lc 2.25, aquí «esperaba la consolación de Israel» es equivalente a esperar la venida del Mesías; 6.24; Hch 9.31; Ro 15.4,5; 1 Co 14.3: «exhortación»; 2 Co 1.3,4,5,6,7; 7.4,13; Fil 2.1; 2 Ts 2.16; Flm 7; Heb 6.18). también fortalecer, ruego.

2. paramuthia(παραμυθία), primariamente hablar cerca a cualquiera (para, cerca; muthos, habla); denota por ello consolación, de una manera más entrañable aún que el Nº 1 (1 Co 14.3).

3. parakletos (παράκλητὀ͂) , lit., llamado al lado de uno, en ayuda de uno, es principalmente un adjetivo verbal, y sugiere la capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en las cortes de justicia para denotar a un asistente legal, un defensor, un abogado; de ahí, generalmente, el que aboga por la causa de otro, un intercesor, abogado, como en 1 Jn 2.1, del Señor Jesús. En su sentido más amplio, significa uno que socorre, que consuela. Cristo fue esto para sus discípulos, por la implicación de sus palabras «otro (allos, otro de la misma clase, no jeteros, diferente) Consolador», al hablar el Espíritu Santo (Jn 14.16). En 14.26; 15.26; 16.7 le llama «el Consolador». (Diccionario Vine NT)

         No tenemos la habilidad para consolar por no ejercitarnos en ello, y cuando lo intentamos nos pasa lo que a los amigos de Job. Ellos recibieron el calificativo de “consoladores molestos” porque al hablar lo hicieron mal, ellos viajaron varios kilómetros para estar con el en su tribulación, hasta se mantuvieron callados toda una semana como muestra de simpatía, a veces no es necesario hablar para animar a alguien que sufre. Pero el error fue reaccionar ante las palabras de un afligido, en vez de comprender su sentimiento. Job estaba aplastado, arruinado y dolorido y sus amigos se dedicaron a debatir con el, ellos se dedicaron a explicar en lugar de animar. Aparte del dolor que tenía, presionaron las heridas. Precisamente el les dijo:                    

…También yo hablaría como vosotros. Ojalá vuestra alma estuviera en lugar de la mía, Que yo os tendría compañía en las palabras, Y sobre vosotros movería mi cabeza.

Mas yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría el dolor vuestro…

Job 16: 4,5

         Además de todo esto, consideremos también el carácter  del predicador, que el pasaje en cuestión le da.

(1 Cor 14.3). Más el que profetiza

Parece claro que al uso de la palabra en la iglesia san Pablo lo llama profetizar, teniendo entendido que la profecía llegaría a su término cuando venga lo perfecto (1 Cor 13.8;10) o sea, cuando el canon del nuevo testamento sea completo. Sin embargo, como don de Dios permanece en la iglesia. Ahora los predicadores ocupan el lugar de los profetas para edificar al pueblo de Dios. De hecho nuestro espíritu debe sujetarse al de los profetas para no hablar de nuestra cosecha. (1 Cor 14.32).

         Lo siguiente es del libro “Buena Predicación” de Glenn Conjurske:

         Charles G. Finney dice, “Es un hecho, por el cual la iglesia gime, que la piedad de hombres jóvenes sufre tanto en el transcurso de su educación, que cuando ellos entran al ministerio, sin importar cuantos muebles intelectuales posean, están en un estado de infancia espiritual.  Les falta ser amamantados.  Necesitan antes ser alimentados que tomar el cargo de alimentar a la Iglesia de Dios.”

         Añade, “Tengo buena razón por saber que las iglesias en muchos lugares son lastimadas profundamente por la falta de piedad viviente y crecimiento en sus ministros.  Sus ministros son intelectuales, leídos, filosóficos, y teológicos en sus enseñanzas, pero son tristemente deficientes en su unción.  Tienen poco poder con Dios y con el hombre.  Ellos instruyen al inteligente hasta cierto punto, pero no satisfacen las necesidades del corazón.  Los convertidos mueren de hambre bajo sus enseñanzas.  Ellos predican un evangelio intelectual en vez de un Evangelio espiritual.”

         ¡Esta es la mera verdad!  Las escuelas de los hombres hacen escribas buenos y rabinos sabios, pero no producen hombres de Dios.  Dios, en gran parte, no hace su trabajo por medio de escribas y rabinos, sino por medio de profetas.  Y Dios no hace profetas en las escuelas de los hombres, sino en el desierto.  Juan el Bautista “estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró á Israel”  (Luc. 1.80).  Moisés, aunque instruido en toda la sabiduría de los Egipcios, aunque fue un hombre poderoso en palabra y hecho, y aunque fue llamado por Dios a la obra, tenía que ir detrás del desierto por cuarenta años; de donde salió, como Juan el Bautista, un profeta de Dios.  ESTA ES LA GRAN NECESIDAD DE LA IGLESIA HOY EN DÍA.  No queremos “reverendos” ni “doctores,” sino PROFETAS.  No queremos la sabiduría de los hombres, sino el poder de Dios.  No queremos hombres equipados con las armas carnales de la retórica y elocución, sino hombres poderosos en Dios para la destrucción de fortalezas.  No queremos hombres que son instruidos en “la sabiduría de palabras” y “altivez de palabra,” sino hombres que hablan con lenguas de fuego.  Y todas las escuelas ministeriales del mundo no pueden producirlos.  Si pudieran, tendríamos una gran abundancia de ellos.

         2Ti 2:15 

…Procura con diligencia presentarte á Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.

         Ya el hermano Guillermo ha comentado este versículo en La Epístola # 27 y me parece que es suficiente. Nada más quiero hablar unas pocas cosas respecto al tema de este tratado.

Si trazar bien la palabra de verdad refleja el trabajo diligente del obrero, también en lo que respecta a sus mensajes un buen trazo o bosquejo le ayudará a presentar su predica ordenadamente hasta concluirla. Podemos seguir como ejemplo el temario de doctrina que usamos. En el, se encuentran ya bosquejadas las doctrinas que se encuentran en la Biblia. Un texto por aquí, otro por allá, todo fue trazado en su respectivo tema para tener como resultado un librito de doctrina fundamental.

Todo esto lo digo porque un error muy común es tratar de predicar todos los temas de la Biblia ¡pero en un solo mensaje! Nos evidenciamos que no trabajamos en el mensaje, comenzamos con el bautismo y terminamos con la ofrenda y ninguno concluimos o usamos un texto solo de trampolín para brincar a otro asunto muy distinto al texto.

Un ejemplo que leí en el libro de Koller ilustra este caso:

…De un predicador del siglo dieciocho se dice que introdujo uno de sus sermones de esta manera: 

“Mi texto es, ‘Adam, ¿dónde estas tú?’

 Mi sermón tiene tres puntos: 

El primero, ‘¿Dónde estaba Adam?’ 

El segundo, ‘¿Por qué estaba Adam ahí?’ 

Y el tercero, ‘Comentarios acerca del bautismo.’”  Obviamente, el no había probado su estructura por medio de una “Palabra Clave” y sin respetar el tema que había abierto.

         A veces pensamos que un sermón que les gusta a la gente es un buen sermón, pero no es muy buena regla para juzgar los sermones ya que es muy general y habrá alguien a quien no le gustó. Además, no estamos para entretener a la iglesia, no somos cantantes en busca de aplausos o comediantes que buscan que pasen un buen rato. Somos predicadores en Nombre de Cristo y nuestro deber es decirles…todo el consejo de Dios…Hec 20.27.

Tres reglas para juzgar nuestros sermones en vista de que ya no hay quien diga que apestan son las siguientes:

(1) la iglesia prestará atención.

(2) comprenderá el mensaje.

(3) saldrá del culto dispuesto a poner en práctica nuestras exhortaciones.

         Muchos sermones no son probados por esta regla y por eso el pastor no mejora su predicación, se conforma con “cumplir” (aunque ni eso) en hablar, luego pasa como aquel predicador de la Iglesia de Cristo que dijo “si quieren venir o si no, a mi de todos modos me pagan”.

Proverbios 25.11

…Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene

Errores que debemos corregir

         Quise hablar de esto por ser necesario,  ya que hay veces que tenemos el hábito de inconscientemente cometer errores de dicción que también distraen a los que nos escuchan, que cuando nos oyen una palabra mal dicha, su mente se ocupa en pensar como nos lo van a decir al final de la reunión, convirtiéndonos así en los primeros en distraer al los que nos escuchan. Recuerdo hace mucho a aquel estimado predicador (gringo) invitando a la gente después de predicar diciendo: “te esperamos aquí debajo de la foca”  (¿what?) o “si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el pollo”  ¿te imaginas dos ciegos aplastando un pollo? Bueno, se entiende por que todavía no dominaban el idioma, pero los mexicanos con el riiiiico español que tenemos no nos quedamos atrás, por ejemplo aquel que quiso decir que fuimos inicuos dijo: “todos los hombres somos eunucos”  (ups) bueno un error lo tiene cualquiera.

Pero hay otros muy continuos y difíciles de percibir por el que los comete, como el de usar al Señor como signo de puntuación en la oración pública. Oran más o menos de esta forma: “oh Señor, te pido Señor, que Señor,  oigas Señor, nuestra oración Señor,  bendice Señor, el mensaje Señor etc….”  Otras palabras que se repiten mucho son “gloria a Dios” o “Amén”. Hay expresiones que también causan distracción como los que dicen “chin”, esta es una interjección para expresar rabia, desilusión, exasperación. Una ocasión dijo un hermano “ no digas eso, porque yo en mi mente la completo”. En realidad, tenía mucha razón, considerando nuestro pasado. Otros un poco más listos disfrazan esa palabra con un estado de la republica mexicana y dicen “chihuahua” (como si no supiéramos). Esa es de las peores, pero hay otras palabras que también distraen por la forma de pronunciar, como: “diferiencia” en lugar de diferencia, o “eda”  en lugar de verdad o “pos” en lugar de pues, o “ira” en lugar de mira. Una ocasión un hermano me dijo después de mi sermón “tengo una pregunta” yo pensé “a mira, si le interesó” y me dijo “porque dices “aiga” cuando puedes decir haya”. Pensé inmediatamente defenderme (como suele pasar) pero mejor le prometí corregirlo. Otra ocasión, el mismo hermano me volvió a corregir (me hice su cliente) me dijo: “por que dices “ávaro”  con el acento en la 1ra sílaba cuando en realidad es avaro (palabra grave)” yo pensé que era demasiado detallista, pero en realidad hay personas que le distraen ese tipo de detalles.

Ahora, una palabra mal dicha  tal vez pase desapercibida si lo hacemos una vez, pero si todo el sermón siempre la repetimos, distraerá a los oyentes.  …Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene... así que si corregimos nuestros errores no habrá distracción (de parte nuestra) y habrá menos pretextos para no hacernos caso.

         Comentarios sobre el tema abundan para hacer un buen bosquejo de sermón, pero con todo eso, podremos tener un buen bosquejo pero lo echaremos a perder si tenemos mala proyección, si hablamos agachados viendo al suelo o hablando sin interés y sin pasión o predicando a los árboles o a los pájaros o simplemente estamos nerviosos por la inseguridad.

No olvidemos también predicar desde la Biblia y sobre todo que en nuestros mensajes esté Jesucristo. Que El Señor te bendiga y te haga un predicador eficaz, que El te conceda cada que prediques el mensaje adecuado a la necesidad de la iglesia que ministras y que te use como un profeta, como un varón de Dios, como un vaso útil en la mano de Dios, así como usó a los pastores que son mi ejemplo a seguir, que sus palabras (aunque no estén aquí) todavía hacen eco en las conciencias de muchos. Amén.


 

 

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